Miles de accionistas atrapados en el chicharro Urbas, que no para de caer
En el argot bursátil se suele denominar como “chicharro” a las empresas cotizadas con poca capitalización que protagonizan pronunciadas subidas alternadas con profundas bajadas, pocos días después. Así, los accionistas ven que su inversión en Bolsa se mueve como en una montaña rusa, con el peligro de que el descenso sea demasiado largo y pronunciado, como ha pasado con los títulos de Urbas, que han retrocedido un 22% en su valor desde octubre.
En la sesión de este lunes en el parqué español, las acciones de Urbas, que cotizan en el mercado continuo, retrocedieron un 2,27%, cerrando la jornada con un valor de 0,0172 euros por acción, lo que también supone una bajada del 14% en los últimos tres meses.
La volatilidad suele cebarse con Urbas
Hace sólo dos meses, la compañía especializada en los sectores del ladrillo y la minería se disparó un 16% en tan sólo tres sesiones tras anunciar la compra de Sainsol Energía. Sin embargo, el rally alcista no duró demasiado. Los títulos de Urbas se hundieron un 11,5% en la última sesión de la semana de ese anuncio, confirmando que es un valor extremadamente volátil y complejo.
Alberto Iturralde, analista independiente, explicó entonces en conversaciones con OKDIARIO que «hay estar lejos de Urbas y de otros tanto valores como él, que llaman al especulador novato tanto en la subida como en la caída». «Calientan el valor sacando noticias positivas de él y luego lo tumban», añadió.
También el pasado abril se conoció que la Fiscalía Anticorrupción pedía 8 años y tres meses de cárcel para el presidente de Urbas Grupo Financiero, Juan Antonio Acedo, y otros 8 años de cárcel para su antecesor en la presidencia, Juan Antonio Ibáñez, debido a supuestos delitos societarios y contra el mercado en la ampliación de capital de julio de 2015.
Todas estas informaciones, tanto las positivas como las negativas, impulsan el carácter “chicharro” de este valor, acelerando su volatilidad.
Aunque la crisis de hace una década hizo que muchos de los valores “pesados” que fluctuaban poco en Bolsa también viviesen sesiones de gran volatilidad, lo cierto es que los comportamientos más “locos” en el parqué siguen correspondiendo a los chicharros.
El bajo precio de sus acciones, como es el caso de Urbas, hace que una subida, o una bajada, de céntimos pueda provocar que el 10% de todo el capital invertido en esta empresa desaparezca en un abrir y cerrar de ojos.
Además del riesgo en el precio de las acciones, los inversores también se pueden ver atrapados en estos valores, al tratarse de cotizadas con poca liquidez y sufrir periodos de tiempo en los que es muy difícil encontrar compradores y, en lugar de una inversión, esos títulos se convierten en anclas de gran peso.
En muchos casos son de compañías que han presentado pérdidas durante años y las casas de análisis, y los expertos independientes, no cubren estos valores en sus análisis de mercado, ni al analizar empresas del sector en el que operan.
Por estos motivos, salvo que se trate de un inversor especulativo y sin miedo al riesgo, los analistas aconsejan huir de estos valores.